domingo, 16 de agosto de 2015

¿Hacer dieta es suficiente?

¿Quién no ha hecho dieta alguna vez? ¿Quién no ha intentado por las razones que sea comer mejor? ¿Quién nunca ha hecho cosas raras con la comida?

Si miramos a nuestro alrededor la mayoría de las personas que nos rodean están preocupadas por su imagen y su peso y a casi todos nos gustaría cambiar algo de nuestro cuerpo. Para esto nos dejamos arrastrar por la publicidad y por todo lo que nos venden que parece que nos llevará a conseguir lo que queremos con el mínimo esfuerzo.

           -          Exterior vs. Interior. La importancia de lo que tenemos dentro. Pincha aquí.
La dieta de la piña, comer menos de esto y más de aquello, comer solo fruta por las noches, hacer la dieta de Pepita porque a ella le ha ido muy bien, la dieta de la revista porque dicen que…, la dieta Dukan, la dieta depurativa,  el método no sé qué… y así hasta muchísimas más que vistas objetivamente no tienen ningún sentido. De esta forma intentamos controlar nuestra alimentación y bajar esos kilos de más… Pero en la mayoría de los casos lo que se consigue es cansarse de la dieta y recuperar o incluso engordar más que antes de empezarla debido al “efecto rebote”.
Cuando hacemos una dieta de este tipo no nos damos cuenta de que puede tener efectos negativos sobre nuestra salud, pudiendo llegar a causar graves problemas físicos y psicológicos:  
  1. Agravar el riesgo metabólico de las personas.
  2. Provocar desnutriciones proteicas y déficit en vitaminas y minerales.
  3. Desencadenar trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir. (Para más información sobre TCA pincha aquí .)
  4. Producir efectos psicológicos negativos.
  5. Favorecer el efecto rebote.

En un estudio en que se siguió la evolución de 22.944 adultos durante 10 años, se concluyó que el consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteína se asocia a un incremento en la mortalidad total.

También es verdad que cada día aumenta la gente que quiere mejorar su alimentación y acude a un profesional, es decir, un nutricionista. De esta forma nos aseguramos de que la dieta que vamos a empezar a hacer es una dieta equilibrada, controlada y basada en argumentos científicos.

Aunque a veces, el mero hecho de que nos den una dieta no es suficiente para lograr cambiar nuestros hábitos y parece ser que falta algo más en la ecuación para poder llegar al objetivo deseado.

Diversos estudios demuestran que la pérdida de peso lograda exclusivamente a través del seguimiento de dietas hipocalóricas muestra un elevado índice de fracaso por las dificultades de adhesión mantenida al tratamiento como por la recuperación del peso una vez conseguida la meta. Podéis encontrar un ejemplo en:

Y es ahí donde entra el asesoramiento psicológico.

El mayor reto en la vida es descubrir quien eres. El segundo mayor reto es ser feliz con lo que encuentras. 

Cuando trabajamos desde la perspectiva psicológica en el tratamiento nutricional, se trabaja en:
  •          Clarificación de metas y objetivos
  •          Aumento de la motivación
  •          Aumento de la autoestima
  •          Resolución de problemas durante el tratamiento nutricional
  •          Control de impulsos
  •          Ansiedad por la comida y técnicas para controlarla

Con esto conseguimos controlar los factores que hacen que el tratamiento nutricional fracase y abordar desde un enfoque multidisciplinar el objetivo de perder peso, mejorando los hábitos alimentarios y atendiendo a los factores psicosociales.

Por tanto, si quieres perder peso, lo has intentado muchas veces y no has conseguido los resultados deseados, no dudes en acudir a un psicólogo que te pueda ayudar. En la actualidad ya hay muchas clínicas nutricionales donde trabajan con la colaboración de psicólogos y ofrecen tratamientos donde se combina la nutrición con la psicología.



lunes, 3 de agosto de 2015

¿Por qué nuestros hijos no nos obedecen? 15 razones para entenderlo

Educar a los niños es la tarea más difícil que existe. Ayudar a una persona a crecer, a aprenderlo todo, enseñarle lo que está bien y lo que está mal, ponerle límites y enseñarle a cumplirlos...todo esto es un trabajo que ocupa los 365 días al año y para el que se necesita mucha paciencia y mano izquierda ya que los niños no vienen con manual de instrucciones.  


Muchos de esos días nuestros hijos se nos ponen en plan rebelde y no hacen lo que nosotros queremos, se portan mal, hacen aquello que les hemos prohibido… y esto nos lleva a pensar ¿Por qué? ¿Me está vacilando? ¿Me quiere dejar mal? ¿No me respeta? ¿Por qué me tengo que pelear con él cada vez que quiero que haga algo?

A continuación se exponen 15 razones por las que nuestros hijos no hacen lo que se les dice o hacen lo prohibido. Y con estas razones os propongo a todos los padres un ejercicio muy sencillo. De las 15, seleccionar aquellas que como padre/madre y adulto también habéis utilizado como excusa en alguna ocasión, que penséis en que situación y cuál era la finalidad para haberlo hecho.

15 RAZONES POR LAS QUE NUESTROS HIJOS NO HACEN LO QUE SE LES DICE

RAZONES POR LAS QUE LOS NIÑOS NO HACEN LO QUE SE LES DICE O HACEN LO PROHIBIDO

¿La he utilizado yo     alguna vez?

¿En qué situación y para qué?
No le gusta lo que hay que hacer


Tener que dejar otra actividad que resulta más agradable


Por curiosidad, por experimentar (hacer lo que nos han prohibido)


Todavía no ha adquirido esa habilidad “No sé”


Pereza, gandulería


Lleva un gran esfuerzo y pocos beneficios lo que se le pide.


Cansancio


Pensar que no  le corresponde y que lo ha de hacer otro. Eludir la responsabilidad.


Argumentar que uno es así y que no va a cambiar.


No corre prisa, se puede hacer más tarde y no ahora.


Aburrimiento, monotonía.


Justificarse diciendo que  tiene que hacer otras cosas también importantes  


Todos mis amigos lo hacen así


Yo lo hice ayer, ahora que lo haga otro.



Con este ejercicio trato de que nos demos cuenta de que las personas, tanto los niños como los adultos, buscamos excusas constantemente para no realizar alguna de las tareas que nos resultan molestas y en nuestros hijos pueden ser desde los deberes hasta las tareas de casa.
Pero es que nosotros utilizamos estas excusas muchas veces cuando somos adultos, para alargar el tiempo del almuerzo en el trabajo, para no ir a trabajar o entrar más tarde, para no bajar la basura, no hacer la cena… y cuando decidimos NO utilizar estas excusas lo hemos hecho por varias razones:


-         Madurez            
-         Obligación
-         Compromiso
-         Valores
-         Responsabilidad
-         Evitar consecuencias negativas
-         Porque no íbamos a obtener ningún beneficio


Y la mayoría de estas razones no las hemos aprendido de un día para otro, si no que nuestros padres y la edad en primera instancia, y las consecuencias en segundo lugar, nos han hecho aprender cuales son nuestras responsabilidades, tarea que ha durado desde que nacimos hasta incluso después de la adolescencia.
Por lo que las conductas de los niños de no obedecer son naturales, evolutivas y lógicas y que la tarea de los padres es enseñarles a adquirir esa madurez y responsabilidad con los años.
Esto que parece una justificación no es tal, puesto que justificar el comportamiento de nuestros hijos no les enseña nada. Cuando cometen errores les tenemos que corregir y tienen que experimentar cuales son las consecuencias de esos errores, pero nunca está de más comprenderlos y recordar que:


“La paciencia es amarga, pero sus frutos son dulces”

Tampoco olvidemos que somos el modelo a seguir de nuestros hijos y que si queremos que aprendan determinados valores, es muy importante que seamos coherentes con ellos. 


Y por supuesto, nunca olvidemos pasar tiempo con nuestros hijos, tiempo donde disfrutemos con ellos, donde nos riamos y juguemos con ellos, porque en ese tiempo también están aprendiendo. :) 

Bibliografía: "Claves para la educación de los/las niños-niñas" González, F.