Ah, eres psicóloga, pero ¿tú qué
haces? ¿Y en que estas especializada? ¿Y
la psicología clínica qué es? Pero… ¿trabajas con adultos o con niños? ¿Qué orientación tienes? ¿Y tienes un sillón de esos, un
diván?
Estas preguntas son solo un
ejemplo de las dudas que tiene la gente cuando le digo a que me dedico, y
reflexionando sobre ello, no encuentro mejor lugar que este para poder explicarlo.
Un psicólogo es un especialista en la conducta humana y
experto en las leyes de aprendizaje. Es un profesional que se basa en sus
conocimientos sobre esto para entender a las personas que acuden a su consulta
y poder ayudarles a resolver el motivo de la misma, enseñándoles las técnicas
necesarias para ello y ayudándoles de esta forma a mejorar su calidad de vida.
Muchas personas a lo largo de su
vida pasan por situaciones difíciles: estrés en el trabajo, problemas
familiares, problemas con la pareja, ansiedad por algún acontecimiento, miedos…
esto es lo que llamamos problemas
emocionales, y son el tipo de problemas con los que trabaja un psicólogo.
Dentro de estos problemas
emocionales podemos encontrar:
La ansiedad, la depresión, problemas
de relación con los demás, problemas de pareja y familia, miedos o fobias,
adicciones, problemas sexuales, problemas de alimentación, entre otros.
Ante estos problemas, el psicólogo actúa como un entrenador, es decir,
enseña estrategias a su cliente para que este afronte su problema y lo pueda
superar.
Este punto hay que recalcarlo,
ninguna terapia psicológica funciona si el cliente no se esfuerza día a día en
trabajar su problema. El cliente tiene que participar activamente.
Lo podríamos comparar con la
situación de aprender algo nuevo, como por ejemplo aprender a tocar un
instrumento musical o a jugar a un juego nuevo. El profesor nos enseña la
teoría y nos ayuda a empezar a tocar las primeras notas, nos dice cómo se hace,
pero si nosotros no ponemos todo de nuestra parte para mejorar cada día y
practicamos lo que nos ha enseñado, no avanzamos y no obtenemos resultados.
Ir al psicólogo no consiste en
charlar con una persona a la que no conoces mucho y contarle tus problemas. Ir
a terapia psicológica consiste en acudir a tu sesión una vez por semana para
aprender habilidades que se tienen que practicar día a día, entre sesión y
sesión.
Ir al psicólogo significa querer
trabajar en tu problema para lograr superarlo, así que cuánto más trabajes en
ti mismo y en la terapia, más rápida será esta y más eficaz.
En todo este proceso que te
llevará a superar tu problema, tu psicólogo estará presente y te ayudará en lo
que necesites, será tu entrenador, tu profesor; pero el trabajo tiene que venir
de ti mismo.
Así que si tienes un problema y
no sabes que hacer, no sabes cómo afrontarlo, acude a un psicólogo, él o ella
te ayudará en todo lo que necesites, pero recuerda: Vas a tener que trabajar en
tu problema y así lograrás solucionarlo y ¡ser
MÁS FELIZ!
Y no, ¡no todos los psicólogos
tenemos diván! ;-)
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