¿Quién no ha hecho dieta alguna
vez? ¿Quién no ha intentado por las razones que sea comer mejor? ¿Quién nunca
ha hecho cosas raras con la comida?
Si miramos a nuestro alrededor la
mayoría de las personas que nos rodean están preocupadas por su imagen y su
peso y a casi todos nos gustaría cambiar algo de nuestro cuerpo. Para esto nos
dejamos arrastrar por la publicidad y por todo lo que nos venden que parece que
nos llevará a conseguir lo que queremos con el mínimo esfuerzo.
La dieta de la piña, comer menos
de esto y más de aquello, comer solo fruta por las noches, hacer la dieta de
Pepita porque a ella le ha ido muy bien, la dieta de la revista porque dicen
que…, la dieta Dukan, la dieta depurativa, el método no sé qué… y así hasta muchísimas más
que vistas objetivamente no tienen ningún sentido. De esta forma intentamos controlar
nuestra alimentación y bajar esos kilos de más… Pero en la mayoría de los casos
lo que se consigue es cansarse de la dieta y recuperar o incluso engordar más
que antes de empezarla debido al “efecto rebote”.
Cuando hacemos una dieta de este
tipo no nos damos cuenta de que puede tener efectos negativos sobre nuestra
salud, pudiendo llegar a causar graves problemas físicos y psicológicos:
- Agravar el riesgo metabólico de las
personas.
- Provocar desnutriciones proteicas y déficit
en vitaminas y minerales.
- Desencadenar trastornos del comportamiento
alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso
de peso que se pretendía corregir. (Para más información sobre TCA pincha aquí .)
- Producir efectos psicológicos negativos.
- Favorecer el efecto rebote.
En un estudio en que se
siguió la evolución de 22.944 adultos durante 10 años, se concluyó que el
consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteína se
asocia a un incremento en la mortalidad total.
También es verdad que cada día
aumenta la gente que quiere mejorar su alimentación y acude a un profesional,
es decir, un nutricionista. De esta forma nos aseguramos de que la dieta que
vamos a empezar a hacer es una dieta equilibrada, controlada y basada en argumentos
científicos.
Aunque a
veces, el mero hecho de que nos den una dieta no es suficiente para lograr
cambiar nuestros hábitos y parece ser que falta algo más en la ecuación para
poder llegar al objetivo deseado.
Diversos estudios demuestran que
la pérdida de peso lograda exclusivamente a través del seguimiento de dietas
hipocalóricas muestra un elevado índice de fracaso por las dificultades de
adhesión mantenida al tratamiento como por la recuperación del peso una vez
conseguida la meta. Podéis encontrar un ejemplo en:
Y es ahí donde entra el
asesoramiento psicológico.
El mayor reto en la vida es descubrir quien eres. El segundo mayor reto es ser feliz con lo que encuentras.
Cuando trabajamos desde la
perspectiva psicológica en el tratamiento nutricional, se trabaja en:
- Clarificación de metas y objetivos
- Aumento de la motivación
- Aumento de la autoestima
- Resolución de problemas durante el tratamiento nutricional
- Control de impulsos
- Ansiedad por la comida y técnicas para controlarla
Con esto conseguimos controlar
los factores que hacen que el tratamiento nutricional fracase y abordar desde
un enfoque multidisciplinar el objetivo de perder peso, mejorando los hábitos alimentarios
y atendiendo a los factores psicosociales.
Por tanto, si quieres perder
peso, lo has intentado muchas veces y no has conseguido los resultados
deseados, no dudes en acudir a un psicólogo que te pueda ayudar. En la
actualidad ya hay muchas clínicas nutricionales donde trabajan con la
colaboración de psicólogos y ofrecen tratamientos donde se combina la nutrición
con la psicología.