viernes, 30 de enero de 2015

¿Eres sinestésico?

¿De qué color es el 6?  ¿Qué sabor tiene el rojo?  ¿Qué forma tiene la nota La?

Si para ti alguna de estas preguntas tiene sentido, enhorabuena, eres sinestésico. Pero… ¿Qué es la sinestesia?
 Synesthesia por *PeaceMakerGirl
El fenómeno de la sinestesia se produce cuando una persona asimila conjuntamente varios tipos de sensaciones que provienen de sentidos diferentes en un mismo acto perceptivo, es decir, cuando una persona toca algo suave y siente un sabor dulce al mismo tiempo u oye música y ve colores a la vez o que cuando lee o escribe, relaciona los números, las letras o palabras a distintos colores.
De esta forma el 5 puede ser azul, la nota Do roja, un peluche dulce y una madera astillada amarga.
Estas percepciones no son simples asociaciones, como cuando asociamos que el número 7 nos da suerte o que el color verde es el color de la esperanza. La persona sinestésica ve el número 5 siempre azul o siempre que toca algo suave nota ese sabor dulzón.
Este fenómeno se ha dado a lo largo de la historia, pero no es demasiado conocido puesto que nadie sabe cómo percibe otra persona y así pues, las personas que tienen sinestesia piensan que la manera en la que ellos perciben, es la manera en la que todo el mundo percibe.
A lo largo de la historia, muchos artistas se han aprovechado de su cualidad de sinestésicos para crear, como el músico Miles Davis o el pintor ruso Kandinsky, que decía que podía pintar sinfonías.

Pero ¿la sinestesia se lleva en los genes o es algo que se aprende? Científicos del Reino Unido entrenaron a personas a ser sinestésicas y hallaron que con un entrenamiento de nueve semanas donde se enseñaba a  personas no sinestésicas a asociar letras con colores se llegaba a conseguir que los participantes asociaran estas letras con sensaciones, como por ejemplo “La x es aburrida”; pero esta capacidad de asociación se perdía al cabo de tres meses.

Así que aunque todos podamos aprender a  relacionar colores con números o letras, los sinestésicos perciben su mundo así siempre ya que su cerebro está hiperconectado y son capaces de producir asociaciones entre conceptos que en principio parecen distantes. 

Aquí os dejo un ejemplo de asociación entre música y colores.

Y si eres sinestésico, disfruta de tu manera de percibir diferente ;)



viernes, 23 de enero de 2015

Ansiedad, ¿amiga o enemiga?

Imagina que vas caminando por la calle. Son las 3 de la mañana y vas por una calle poco iluminada tú sol@ volviendo a casa. No es una situación que te de miedo, ya que la zona donde vives no es peligrosa, pero vas atento a cualquier movimiento o sonido que puedas percibir.
De repente delante de ti ves moverse una sombra muy rápido. Tu respiración se acelera, tu corazón empieza a latir más rápido, tus músculos se tensan, sientes calor y en tu cabeza aparece una señal de alarma que te está diciendo que un peligro puede estar cerca. Avanzas un paso más y ves que esa sombra era la de un gato que pasaba por allí. Al darte cuenta, respiras con alivio y tu cuerpo se relaja.

Acabas de vivir una reacción de ansiedad.

Ante una señal de peligro tu cuerpo se ha preparado para luchar o huir. Esta señal que ha aparecido en tu cerebro ha alertado a tu Sistema Nervioso Autónomo para que se ponga en marcha. Todo nuestro cuerpo es capaz de movilizar energía para reaccionar en muy poco tiempo. 
Cuando te has dado cuenta de que no había ningún peligro, tu cuerpo también lo ha notado y se  ha encargado de refrenar la activación que antes ha provocado. Todo de forma automática y sin que nos demos apenas cuenta.
Esta reacción es exactamente la misma que tenían nuestros antepasados primitivos a la hora de enfrentarse a un peligro, así que se puede decir que la reacción de ansiedad es una respuesta innata y ha sido esta respuesta la que nos ha permitido sobrevivir a lo largo de la historia, preparándonos de forma eficaz para enfrentarnos a cualquier situación peligrosa.

Una situación peligrosa para nosotros no solo es tener que enfrentarte o escapar de un asaltante nocturno, también se activa esta reacción cuando se crea una situación de peligro mientras vamos conduciendo, cuando hablamos en público, tenemos que enfrentarnos a una entrevista de trabajo, tenemos una competición importante o un examen o tenemos que dar un concierto delante de un público numeroso.  
En todas estas circunstancias la activación de nuestro organismo es una aliada: hace que hablemos mejor, corramos más o pensemos más rápido.

Pero a veces, esta reacción innata de nuestro cuerpo se puede convertir en nuestra peor enemiga: cuando aparece ante situaciones que no son peligrosas (o la posibilidad de peligro es muy escasa) como viajar en avión o subir en ascensor; o cuando ante una situación especial dónde la persona necesita actuar de una forma determinada cómo hacer una audición o tener una entrevista de trabajo   no puede hacerlo bien debido a la gran cantidad de ansiedad que siente.
En estos casos, cuando la ansiedad que se siente no es normal para la situación en la que estamos o es demasiado alta, podemos hablar de trastorno de ansiedad.

Un trastorno de ansiedad que se da bastante a menudo es el pánico-agorafobia.

Aproximadamente un 20% de la población ha sufrido un ataque de pánico a lo largo de su vida.

Un ataque de pánico es la aparición súbita de una gran cantidad de ansiedad. Cuando aparece, se teme que ocurran desgracias cómo tener un ataque al corazón, volverse loco, perder el control, ahogarse o desmayarse.
La persona puede notar en ese momento: taquicardia, dolor, pinchazos o tensión en el pecho, sensación de ahogo y cambios en el ritmo respiratorio, visión borrosa, mareos, calor, tensión muscular entre muchos otros.

Cuando tienes un ataque de pánico aislado no tienes un trastorno psicológico, sin embargo, si después de esta experiencia los ataques de pánico se empiezan a dar con cierta frecuencia o hay un miedo claro o persistente a tenerlos, entonces sí que podemos hablar de trastorno de pánico.

Cuando se da un trastorno de pánico, la persona puede empezar a evitar ir a sitios o situaciones donde puede ser difícil obtener ayuda o escapar si se tiene una crisis. En este momento el trastorno de pánico también se da con agorafobia.
Por tanto, la agorafobia no es lo que se cree comúnmente como el miedo a estar en sitios abiertos, sino miedo a tener una crisis o ataque de pánico en un lugar donde escapar o pedir ayuda puede ser difícil o embarazoso.

La ansiedad es una emoción que todos sentimos, y que muchas veces no sabemos gestionar. La prueba está en cuando debido a la ansiedad comemos más, bebemos más alcohol o tomamos fármacos para evitar sentirla. Esto nos hace sentir mejor a corto plazo, pero a largo plazo puede ocasionar problemas como los comentados anteriormente.

Si tienes dudas y crees que la ansiedad que sientes te está causando dificultades, consulta a un psicólogo, te enseñará a gestionarla de forma eficaz para que deje de causarte molestias. Si tienes un trastorno de ansiedad, con un tratamiento psicológico podrás superarlo.







viernes, 16 de enero de 2015

¿Cómo sobrevivo a los exámenes de Enero?

Llega Enero y además de volver al gimnasio, leer más, dejar de fumar o cualquier otro propósito de año nuevo que nos hayamos propuesto, para los universitarios llega una época difícil: ¡¡LOS EXAMENES!!!
El artículo de hoy va dedicado a todos esos estudiantes que se han quedado sin disfrutar de las navidades metidos en la biblioteca entre comidas y cenas familiares y que han estado al pie del cañón con la resaca de Nochevieja. Cuántas horas invertidas delante de los libros para conseguir aprobarlo todo.
Ahora que ya están aquí, llegan los nervios: no me va a dar tiempo, hay mucha materia, me voy a quedar en blanco, no llego a todos los exámenes, no voy a sobrevivir a Enero!!! Tranquilo, sí que lo harás.

Tanto si te ha pillado el toro y necesitas acampar prácticamente en la biblioteca o este año sí que te has planificado bien y lo estas cumpliendo más o menos: no te olvides de tu vida social, es muy importante que en ese horario que te has marcado para estudiar te dejes tiempo para ti. Márcate descansos mientras estudias, sal a pasear, deja un ratito para ver tu serie favorita, queda con tus amigos al final de la tarde para tomarte una cerveza, haz deporte… Obviamente para obtener buenos resultados en los exámenes tienes que hacer muchas horas, pero eso no quiere decir que por ello tengas que sacrificar toda tu vida social. Realizar actividades que nos gustan y nos resultan placenteras ayuda a que nuestro estado de ánimo sea bueno, que nos sea más fácil concentrarnos y que estemos más relajados y dispuestos a estudiar más al día siguiente.

Tampoco te olvides de dormir bien: duerme entre 6 y 8 horas. Dormir nos ayuda a asentar los conocimientos y aprendizajes nuevos (cómo ya sabrás si has leído el post anterior). Si estamos cansados o no dormimos las horas necesarias nuestro rendimiento cognitivo baja, hasta el punto de que estar 24 horas sin dormir son para nuestro cerebro como si nos hubiéramos tomado 5 copas.
Estar todo el día estudiando, sin apenas descansar ni para comer o dormir hará que estemos más nerviosos, que nos concentremos menos y que nos pongamos de mala leche.

Confía en ti mismo, recuerda que has estudiado muchas horas y has hecho todo lo que has podido para aprobar el examen. Siempre se puede hacer más, eso es verdad, pero si has tenido poco tiempo  o pocas ganas o no tienes buenas técnicas de estudio, este no es el momento para lamentarse.  Estos fallos de organización tendrás que dejarlos para la próxima.
Estar nervioso ante los exámenes es normal, con toda seguridad la gran mayoría de tus compañeros están igual de nerviosos o más que tú.
Un examen es una situación que nuestro cuerpo interpreta como algo peligroso y la ansiedad no es más que un sistema defensivo. Este complejo sistema de nuestro organismo que nos hace sudar, temblar, tensar los músculos o tener pensamientos anticipatorios de fracaso (me voy a bloquear, no he estudiado suficiente o  voy a suspender) también nos hace rendir más. Al estar en un estado de tensión, nuestro cuerpo y nuestra mente están más alerta y preparados para enfrentarse a la situación: nuestro examen. Así que al fin y al cabo todos esos nervios que sientes pueden ser la clave para que en el examen te acuerdes de ese nombre que intentabas memorizar pero te costaba tanto y al final dejaste por imposible. Si no, fíjate en los deportistas, las mejores marcas o los récords del mundo los consiguen en las competiciones puesto que a diferencia de los entrenamientos, en los que, por ejemplo un saltador puede repetir su salto 20 veces, es en la competición cuando siente esa punzada de ansiedad que le hace saltar más lejos.

El problema viene cuando el grado de ansiedad que se siente es demasiado elevado. Si en tu caso la ansiedad te bloquea, te impide ir a hacer el examen, te causa tanto malestar que no puedes desconectar ni un minuto del día e interfiere en tu vida académica impidiéndote lograr los objetivos que quieres y también en tu vida personal creando problemas con tu pareja, tu familia o tus amigos, puede ser que tengas un trastorno de ansiedad ante los exámenes.

Este sería el momento de acudir a un profesional. Un psicólogo te puede ayudar a superar todas estas dificultades y a hacer que estudiar y hacer exámenes deje de causarte malestar y angustia.

viernes, 9 de enero de 2015

¿Sabes lo que he soñado esta noche?

Si hay algo que nos fascina son los sueños.En mi experiencia personal, a mis amig@s les encanta contarme los sueños que han tenido para que intente darles un cierto significado, interpretarlos, darles un carácter de premonición o solo para que les dé mi opinión como psicóloga.
Y es que desde la antigüedad el ser humano ha querido darle significado a estas imágenes que aparecen en nuestra mente mientras dormimos. Desde Aristóteles hasta Jung, sin olvidarnos por supuesto de Freud.
El más mediático de todos los psicólogos escribió “La interpretación de los sueños”, volumen I y II (se lo tomaba en serio esto Freud). Para él los sueños eran la vía directa a nuestro inconsciente,  el mundo onírico era el lugar donde se realizaban nuestros deseos más profundos.
Para Freud, la interpretación de los sueños era clave (bueno de los sueños, de los lapsus verbales, de los olvidos inexplicables e incluso de los chistes) pero no se podía hacer una interpretación a la ligera de ellos, había que seguir unas reglas, así que esta interpretación salvaje, oscura, mística que han tenido a lo largo de la historia, no cabría dentro del psicoanálisis, sino que sería una herramienta del terapeuta para entender a su cliente y una parte de la cura psicoanalítica con unas reglas claras.

Y es aquí donde llega el simbolismo que dieron Freud y sus compañeros a los elementos que aparecen en nuestras ensoñaciones, pues cada uno de ellos haría referencia a una idea latente en nuestro inconsciente:
IDEA LATENTE
ELEMENTO DEL SUEÑO
Padre
Cualquier autoridad:
Rey, Gobernante, Príncipe, Obispo
Astro: Sol
Madre
Figura:
Reina, Diosa
Astro: Luna
Acto sexual
Actividades corporales rítmicas:
Bailar, Cabalgar, Nadar, Subir y bajar escaleras
Otros movimientos que denotan colisión:
Lucha, peleas y Choques
Muerte
Viaje, Partir, Ausencia, Abandono, Separación
*Si queréis encontrar más información sobre esto, en la Wikipedia, también os podéis dirigir por supuesto, a la obra completa de Freud.

Lo más curioso de todo esto es que Freud listó una serie de sueños que parece que todo el mundo tiene: sueños en los que mueren personas queridas o cercanas, sueños dónde el soñante se ve desnudo y se avergüenza, sueños donde tenemos que hacer un examen o prueba relevante y sueños donde tenemos un viaje importante pero perdemos el tren, el avión…
Así que parece que soñando tampoco somos muy originales, o que en nuestro inconsciente, todos tenemos más o menos los mismos miedos.  

Personalmente, para explicar los sueños me quedo con la afirmación que allá por primero de carrera nos hizo un profesor de psicobiología: Los sueños son actividad eléctrica descontrolada de nuestro cerebro.
Este órgano de nuestro cuerpo no para nunca, hasta cuando aparentemente no estamos haciendo nada. Cuando dormimos nuestro cerebro continúa procesando información. De hecho la memoria (los acontecimientos nuevos, las cosas que nos han pasado ese día, los aprendizajes, lo que hemos estudiado) se asienta cuando dormimos. 

Así que si prestas atención verás como cuando sueñas, muchas veces aparecen fragmentos de cosas que has vivido, familiares, amigos, conocidos, lugares que conoces o que has visto por la tele, películas, historias que te han contado y un muy largo etcétera. Yo lo explicaría así: es como si cogieras tooooodo lo que has vivido ese día y lo añadieras a tooooodas las vivencias que ya están guardadas en tu cerebro y lo mezclaras batiendo bien fuerte. Así consigues esos sueños, que aunque muchas veces parecen reales o que intentan decirte algo, son una buena mezcla de toda la información que tienes guardada en tu mente. 

Y ¿por qué se mezclan las imágenes? o ¿por qué muchas veces no recordamos lo que soñamos? Esto se debe a que mientras estamos durmiendo los caminos de la memoria se conectan y desconectan así que “vemos” las cosas a medias. 

La conexión de todos estos circuitos cerebrales cuando dormimos es capaz también de activar todos nuestros sentidos y de esta forma podemos llegar a sentir que nuestro sueño es real ya que lo vemos, podemos oler, escuchar e incluso sentir que nos están tocando, pero cuando despertamos nos damos cuenta de que no tiene ningún sentido o de qué desgraciadamente lo que estábamos soñando no es real, una pena si era un buen sueño. 


viernes, 2 de enero de 2015

¿Y tienes un sillón de esos, un diván?

Ah, eres psicóloga, pero ¿tú qué haces?  ¿Y en que estas especializada? ¿Y la psicología clínica qué es? Pero… ¿trabajas con adultos o con niños? ¿Qué orientación tienes? ¿Y tienes un sillón de esos, un diván?

Estas preguntas son solo un ejemplo de las dudas que tiene la gente cuando le digo a que me dedico, y reflexionando sobre ello, no encuentro mejor lugar que este para poder explicarlo.
Un psicólogo es un especialista en la conducta humana y experto en las leyes de aprendizaje. Es un profesional que se basa en sus conocimientos sobre esto para entender a las personas que acuden a su consulta y poder ayudarles a resolver el motivo de la misma, enseñándoles las técnicas necesarias para ello y ayudándoles de esta forma a mejorar su calidad de vida.

Muchas personas a lo largo de su vida pasan por situaciones difíciles: estrés en el trabajo, problemas familiares, problemas con la pareja, ansiedad por algún acontecimiento, miedos… esto es lo que llamamos problemas emocionales, y son el tipo de problemas con los que trabaja un psicólogo.
Dentro de estos problemas emocionales podemos encontrar:
La ansiedad, la depresión, problemas de relación con los demás, problemas de pareja y familia, miedos o fobias, adicciones, problemas sexuales, problemas de alimentación, entre otros.

Ante estos problemas, el psicólogo actúa como un entrenador, es decir, enseña estrategias a su cliente para que este afronte su problema y lo pueda superar.
Este punto hay que recalcarlo, ninguna terapia psicológica funciona si el cliente no se esfuerza día a día en trabajar su problema. El cliente tiene que participar activamente.
Lo podríamos comparar con la situación de aprender algo nuevo, como por ejemplo aprender a tocar un instrumento musical o a jugar a un juego nuevo. El profesor nos enseña la teoría y nos ayuda a empezar a tocar las primeras notas, nos dice cómo se hace, pero si nosotros no ponemos todo de nuestra parte para mejorar cada día y practicamos lo que nos ha enseñado, no avanzamos y no obtenemos resultados.
Ir al psicólogo no consiste en charlar con una persona a la que no conoces mucho y contarle tus problemas. Ir a terapia psicológica consiste en acudir a tu sesión una vez por semana para aprender habilidades que se tienen que practicar día a día, entre sesión y sesión.
Ir al psicólogo significa querer trabajar en tu problema para lograr superarlo, así que cuánto más trabajes en ti mismo y en la terapia, más rápida será esta y más eficaz.  
En todo este proceso que te llevará a superar tu problema, tu psicólogo estará presente y te ayudará en lo que necesites, será tu entrenador, tu profesor; pero el trabajo tiene que venir de ti mismo.
Así que si tienes un problema y no sabes que hacer, no sabes cómo afrontarlo, acude a un psicólogo, él o ella te ayudará en todo lo que necesites, pero recuerda: Vas a tener que trabajar en tu problema y así lograrás solucionarlo y ¡ser MÁS FELIZ!

Y no, ¡no todos los psicólogos tenemos diván! ;-)